CRACK RODRÍGUEZ PRESENTA: NEUTROPOLITAN ATTACK

Proyecto presentado en el marco de la Fiesta Ecléctica de las Artes FEA

Curaduría: Mauricio Kabistán DC /TFT.

Del 16 al 24 de agosto del  2012.


“Pongo los ingredientes el que quiera cocina”.


La obra de Víctor Rodríguez se mueve entre la especulación y la creación de acciones basadas en el instinto resultante del entorno en donde ha crecido, y la sabiduría popular y personal adquirida con el tiempo y que ha permeado en su personalidad.


La serie de acciones que hizo bajo el nombre de Neutropolitan Attack, están fundamentadas en el entorno donde se desarrolló, El Centro de San Salvador como un caldero donde se cuecen muchas historias, conflictos sociales y plaza pública donde se expresan las creencias y frustraciones de quienes la habitan. A partir de esta premisa fundamentada en la teoría del caos y la anarquía, los proyectos de Víctor Rodríguez suelen ser derivados de un statement de observación dialéctica y discordancia; manifiestos complejos que dialogan entre manifestaciones fehacientes de subcultura y declaraciones teóricas y filosóficas referentes a la sociedad y su cultura popular.


La apropiación de ese imaginario propicio una serie de acciones perfomaticas, que luchan por tener su lugar en un ecosistema social que tiende a devorarse cualquier acción premeditada que no tenga bien fundamentado su sistema de creencias. Por esa misma razón las acciones retoman iconos visuales y de comportamiento que suelen ser parte del imaginario colectivo que habita el lugar, cambiar pequeños elementos del mismo es el detonante que genera la especulación, la incertidumbre y la molestia de quienes lo observan.


Volkswagen por ejemplo, se apoya en la religiosa tendencia de hacer de las calles de San Salvador el campo de batalla de la reivindicación social y personal; más allá de lo legal o ilegal el hecho de voltear un carro (con la ayuda de los transeúntes del lugar) enfrente del Teatro Nacional; demuestra la capacidad impulsiva de las personas de adaptarse a cualquier comportamiento que genere incertidumbre, más allá de ser un momento de stress, solo ha servido para demostrar que cualquier cosa puede pasar en la calle, y si uno puede ser parte del mismo mejor.


El uso de un modelo especifico de carro, abona a las capas de lectura que genera la pieza, el "carro del pueblo" volteado e indefenso en un entorno que se presta como escenario para tomarse una foto con el cadáver, o la misma indiferencia fundamentada en la resignación de que todo puede pasar y por lo tanto es aceptable e ignorable.


Ese mismo escenario es aprovechado por Víctor, con otra pieza que juega con elementos del sistema de creencias de las personas que habitan este lugar, "BB y deja BB", es una predica catártica del contenido en ingles de un manual de BlackBerry; con megáfono en mano y desplazándose en una plaza emblemática de esta ciudad, hace uso de su derecho a expresar en lo que cree sin importarle lo que le digan.


Exponerse al escrutinio público a través de la predica religiosa es una forma tan habitual de adquirir respeto en este entorno, que el hecho de que Víctor lo haga en otro idioma y lo que lea sea tan banal, es en sí mismo un acto de fe equiparable a los mismos actores que interpretan este papel todos los días en este entorno.


El respeto, esa forma de ganarse el carisma de la gente es una forma de sobrevivencia en sí misma, ya sea por medio del vandalismo, la interpelación pública a través de la fe o el mismo carisma personal. De esa forma Vox Populi se adapta muy bien a estas circunstancias, darle la mano a los transeúntes que circulan en las calles de San Salvador no es nada del otro mundo, pero si al momento de dar la mano suena una alarma de carro que el mismo artista activa entre sus dedos, se ponen de manifiesto emociones encontradas que rayan entre la sorpresa a la risa generalizada, que saca de su habitual ritmo a la persona afectada, una pieza de por si ingenua y graciosa en un entorno que disfraza con ese mismo tipo de emoción el dolor que oculta el día a día esta ciudad con tantos sobresaltos.


Como último acto, definir la obra de Víctor, es simplemente caer en el campo de la incertidumbre personal, poner los ingredientes y que los demás cocinen es tan habitual en su obra que pedirle una explicación sale sobrando, y no lo necesita, cada pieza que hace es una declaración sincera de su postura sobre el mundo y de lo que piensa de los demás. Por lo tanto la última decisión la tenemos nosotros como observadores y protagonistas de las mismas.


DC / TFT